martes, 22 de febrero de 2011

El padre de mi compañera era futbolista.

El entrenamiento de ayer en Zubieta contó con un espectador de lujo. Bjorn Tore Kvarme (Trondheim, 1972) dejó su Benalmádena casi natal para seguir las evoluciones del que fuera su equipo durante tres temporadas y con el que tuvo la oportunidad de jugar la Champions League. Apenas quedan compañeros de su paso por Donostia -concretamente Mikel Aranburu y Xabi Prieto-, pero al menos tuvo la oportunidad de reencontrarse y departir unos minutos junto a un ex compañero suyo en el Rosenborg como es Vadim Demidov, el último refuerzo blanquiazul llegado en el mercado invernal.
Cuando su fichaje por la Real ya era un secreto a voces, Demidov no dudó en acordarse de Kvarme. "Sé que dejó un buen recuerdo en todos los sentidos, e intentaré llegar a su altura", aseguró en aquel entonces.
El recién llegado coincidió con Kvarme cuando éste daba los últimos pasos de su carrera. "Eran sus primeros seis meses en el Rosenborg y jugamos los dos juntos como centrales. Se le veía que tenía calidad", recuerda el de Trondheim. Muy pronto se dio cuenta de que podía llegar lejos dadas las condiciones que atesoraba, "pero nunca se sabe. Para él es un salto grande pasar de jugar en la liga noruega a hacerlo aquí. No pude verle en su debut, pero la gente me ha dicho que lo hizo muy bien. Espero que siga así", puntualiza Kvarme.
No ha hecho sino disputar sus primeros minutos como blanquiazul y han hecho acto de presencia las primeras comparaciones con el ex realista. Después de una amplia carcajada, Kvarme se limita a señalar que "no lo sé. Lo que sí es verdad es que es muy agresivo, como yo". Asegura sobre Demidov que "es un buen jugador, pero la Real también tiene otros jugadores de nivel. Él va a tener que pelear para jugar. Él lo sabe. Lucha mucho y va muy bien por arriba. Para mí, es un gran defensor".
Lo que sí ha llamado la atención en sus dos únicas presencias hasta la fecha, ha sido su alto grado de concentración. Lo demostró en los trece minutos que dispuso ante el Almería y en su primer partido completo como blanquiazul. "Una de sus características es que es un jugador que casi nunca pierde la concentración. A mí me gustan los defensores así. Es el tipo de defensa que siempre ha tenido la Real", esgrime.
Una experiencia única
Fue en el verano de 2001 cuando Bjorn Kvarme aterrizó en la Real procedente del Saint-Étienne, donde en sólo dos temporadas ya sabía lo que era portar el brazalete de capitán. En la entidad txuri urdin juega un total de 84 partidos de Liga y tiene la oportunidad de volver a disputar la Champions League tras el segundo puesto en la 02/03. En este sentido, a Kvarme le hace "ilusión ver a otro noruego en la Real. Yo estuve aquí tres años y me gustaría que un ex compañero mío, un amigo mío, tenga la misma experiencia que yo, algo único. Sé que es un gran club y la gente le va a cuidar. Me gusta que esté aquí, pero lo más importante para la Real es que tenga buenos jugadores, independientemente de dónde vengan", matiza.
Y es que para Kvarme, sus recuerdos "son los mejores. Estuve aquí tres años y lo pasé muy bien. Tanto yo como mi familia. Seguimos con amigos y cada vez que podemos, cada verano, volvemos aquí", sostiene el ex futbolista, que puso el punto final a su carrera en 2008. Como no, sigue muy de cerca la actualidad del que fue su equipo y reconoce que le está sorprendiendo. "La Real está haciendo una temporada muy buena. Espero que sigan así. Para mí es una de las sorpresas del año. Era consciente de que tenían un buen equipo, pero pensaba que iban a sufrir más de lo que están haciendo", significa el noruego, que se alegra sobremanera de ver a la Real en Primera: "No me lo creía, pero en el fútbol todo puede pasar. Era una pena porque es un club muy grande, pero por fin ya están en Primera otra vez"

1 comentario:

  1. Hola que guay que el padre de Kristine halla sido futbolista

    ResponderEliminar